sábado, 25 de noviembre de 2006

LA DIRECTORA DEL INSTITUTO DE LA MUJER EDITA "TODAS PUTAS" CON UNA APOLOGÍA A LA VIOLACIÓN

TEXTO E IMEGEN EN: EL VIOLADOR







Un tema que viene "al pelo" es la polémica generada por la edición por parte de Miriam Tey, nueva Directora del Instituto de la Mujer de un texto en el que se realiza apología de la violación. El texto ha sido publicado en la editorial de la que ella es propietaria y por encargo personal al autor. Esperamos que este POST os anime a opinar y quizás plantear acciones pueden realizarse como protesta. De entrada la Red Feminista contra la Violencia de Género en España ha pedido su dimisión y la dimisión del Ministro Zaplana.

La editora Miriam Tey justifica “Todas putas” diciendo que “hay que dar plataformas a los hombres para que se expresen” XAVI AYÉN - 17/05/2003 - La Vanguardia Barcelona Ahora que todos los negros son buenos y todos los maricones unos seres muy simpáticos, a ver si la sociedad ésta se reúne y decide de una vez que no todos los violadores somos mala gente (...) Siempre será mejor violar a una mujer y dejarla viva, que no violarla y matarla. Yo no sería capaz de matar a una mujer, no tendría estómago para ello. Pero violarlas, les aseguro que no me produce ningún remordimiento.” Así empieza el cuento “El violador”, primero del volumen "Todas putas”, debut narrativo de Hernán Migoya (Ponferrada, 1971), un volumen misógino y que, además de este cuento, contiene otro (“Porno del bueno”) donde un adulto va a buscar a una niña a la escuela para después violarla mientras, entre lágrimas, le pide: “No se lo digas a mamá, mi vida”. El libro, con pie de imprenta de marzo del 2003, está publicado por El Cobre Ediciones, editorial de la que es propietaria –junto a otros socios– Miriam Tey, nombrada directora del Instituto de la Mujer el pasado 7 de marzo por el Gobierno español. Migoya reconoce a este diario: “Soy misógino, y estoy orgulloso de ello, es algo muy sano”. Admite que “Todas putas” es “políticamente incorrecto, me sale esa vena en todas mis obras, ya sean cuentos, cómics o cortometrajes”. Y explica que “el libro fue un encargo personal de Miriam Tey, que leyó en Internet el relato ‘El violador’, le encantó, y me dijo: ‘Quiero un libro entero así’. Yo ya le dije en broma que la iban a denunciar”. Migoya admite que su cuento es “una apología de la violación, pero desde el punto de vista del personaje, que por suerte no soy yo. Es un relato satírico sobre un violador que quiere que se reconozcan sus derechos. Todo el libro, de hecho, trata sobre los monstruos que tenemos dentro. Intento entender si queda algo que yo pueda tener en común con ellos”. El narrador de Migoya critica que las mujeres “hacen creer a todo el mundo que no hay cosa peor que una violación. (...) Y, entre nosotros, yo que he violado a muchas mujeres, déjenme decirles algo: no es para tanto”. El relato finaliza de una manera que enlaza con el título del libro: “Eso sí, las mujeres son todas unas putas. Seguro que ustedes lo han pensado también alguna vez, ¿verdad? ¿Lo ven? Entonces estamos todos de acuerdo”. En otro de los cuentos, no apto para mentes sensibles, el narrador explica cómo penetra a una niña a la que ha ido a buscar a la escuela. Migoya admite que “incluso amigos míos se han sentido muy ofendidos con este libro”, pero argumenta que “en este país los escritores suelen ser muy políticamente correctos y todos pierden el culo por declararse en contra de la guerra y el chapapote. Yo no tengo esa ansiedad por demostrar lo buena persona que soy, sino sólo por ser buen escritor. Y los mejores escritores suelen ser unos hijos de puta”. Para Migoya, que en su libro se defienda la idea de que las mujeres son en esencia prostitutas no debe ser visto como algo peyorativo: “En el fondo hago una apología de la mujer. El tipo de mujer que yo defiendo es... no sé si decir agresivo pero sí individualista. Las únicas mujeres con las que me siento identificado son aquellas que saben utilizar al hombre: para mí, ‘puta’ es un concepto positivo, y admiro a las mujeres que usan su sexualidad y su inteligencia para llegar a donde quieren, es el tipo de mujer que yo defiendo. La mujer puede manipular al hombre como quiera, y eso está bien. No sé por qué ellas piden que se las respete por cosas que yo encuentro tan poco interesantes”. ¿Pero no cree que no resulta tan claro que todos sus cuentos posean ese distanciamiento satírico? “Cada lector lee a su manera. Es peor la mediocridad que la maldad”. Este diario se puso ayer en contacto con Miriam Tey, quien afirmó, poco antes de las 20 horas, que “el libro tiene un giro irónico” a través del cual debía leerse, y eludió hacer más declaraciones. Pero, una hora y media después, precisó: “Este libro es una denuncia del comportamiento de los hombres desde la voz de un hombre. Es poco ético utilizar mi labor como editora para criticarme en mi función pública, una prueba más de que el periodismo sigue en manos masculinas. Cuando hay mujeres que mueren a manos de hombres, es grave frivolizar así. Hay que dar plataformas a los hombres para que se expresen, eso hace más fácil definir qué es aquello que nos agrede y, por tanto, trabajar en común”.

(...) ESTO ES REALMENTE UNA VERGÚENZA:
Los comentarios absolutamente humillantes y barriobajeros del supuesto “artista o escritor” Hernán Migoya, me han producido asco y vergüenza. Es cierto que los hombres debemos expresarnos en todas las plataformas posibles, pero desde luego para criticar con total y absoluto desprecio los comentarios de este escritor, de sus amigos y amigas y desde luego de la educación machista que hemos recibido y que algunos no han podido o no han querido reconocer como dañina para la sociedad en su conjunto y que está en la raíz de la violencia de género. Tan grave como lo anterior me parece la actitud irresponsable de Carmen Tey, pero no me extraña en absoluto dada la sensibilidad del PP en este tema. Cuando los demás decimos Tolerancia 0, ellos entienden Sensibilidad 0 y la aplican.

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