lunes, 17 de diciembre de 2007

El “arbolito” de Navidad del Vaticano



Con una altura de 26 metros y tres toneladas de peso, el Vaticano ha inaugurado la decoración del Abeto de Navidad, que como todos los años ha colocado en medio de la Plaza de San Pedro.

Esta vez han traído un árbol de 140 años de antigüedad y 45 centímetros de diámetro, que el pasado viernes pudo ya ser contemplado por el público romano.

El Papa quiso poner la venda antes de la herida, y para que la opinión pública no se le echara encima por este “crimen ecológico”, dijo que el “árbol fue cortado sin dañar la vida del bosque”. Y es que el fantástico abeto procede de la zona italiana del Val Badia, en el Trentino Alto Adige.

El origen del árbol de Navidad, tiene muchas más reminiscencias paganas que cristianas, a pesar de que con la simbología siempre se puede jugar para hacerle decir lo que uno quiera. Lo propio del cristianismo, como símbolo del Nacimiento de Cristo, son las figuras del Belén.

Por mucho que el Papa insista en que no se ha querido dañar el bosque con esta tala, también es mucho más simbólico, como mensaje de Navidad, el abstenerse de colocar árboles sin raíces, que están muertos ya, aunque permanezcan verdes por un tiempo.

El sentido ecológico del cristianismo debería ser mucho más prudente con estas cosas, a las que el mundo entero está demasiado sensible.

Pero en el Vaticano ya se sabe: “burro grande, ande o no ande”…


Fausto Antonio Ramírez


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